Ascot, el reino de los sombreros.
El rey Eduardo VI hizo una conocida descripción de las carreras como “una fiesta en el jardín a la que se añaden las carreras”.
En la pequeña localidad inglesa de Ascot, situada en el condado de Berkshire, se encuentra el conocido como Royal Ascot, pocos lugares deportivos pueden igualar la rica historia y el patrimonio del Royal Ascot de Gran Bretaña. El hipódromo inglés celebra su tricentenario este año que fue fundado en 1711, cuando la Reina Ana ordenó la celebración allí de una jornada deportiva, pero el Recinto Real data de finales del mismo siglo. Allí se estableció entonces una tribuna provisional a la que sólo se podía acceder por invitación personal del rey Jorge III, con sus 300 años de esplendor, moda y tradiciones firmemente intactas es una de las citas imprescindibles para los amantes de la hípica, aunque sin duda su apogeo llegó en la época victoriana.
Royal Ascot es, uno de los puntos de encuentro de carreras de élite más importante en el mundo, todo un acontecimiento social al que cada año acude la Reina Isabel, así como el Príncipe Carlos y otros miembros de la Familia Real Británica. Es tradición, asimismo, que se exhiban los diseños de pamelas, sombreros y tocados más espectaculares: a menudo van desde lo exquisito hasta lo excéntrico, pasando por diseños más comedidos, como el que lució la soberana británica.
El uso de sombreros es otra tradición que remonta a la familia real: no se consideraba respetuoso tener la cabeza descubierta en la presencia del monarca.
Ascot ocupa un lugar destacado en la cultura popular británica: no es coincidencia que el personaje de Audrey Hepburn en la película My Fair Lady se diera a conocer como miembro pagado de las clase alta en el Royal Ascot.




