El espíritu del coleccionista
El gran mundo de los coleccionistas de antigüedades o de lo que sea que se coleccione son aquellos que encontraron una pasión, un interés superior por algún objeto y se entregaron a la tarea de buscarlo, tenerlo o compartirlo.
El mundo del coleccionismo es como el túnel del tiempo: quien entra en él, nunca sale. El coleccionismo se adueña de uno. Las maravillas artísticas del pasado y del presente, con su historia y su belleza, toman posesión de un pacífico ciudadano de las postrimerías del siglo XX y lo convierten en coleccionista: Un ser raro que, durante toda su existencia, va almacenando piezas de las que disfruta en vida y lega a su muerte, haciendo perdurar su nombre, en el mejor de los casos, más allá de su propia generación.
Hay quien piensa que el coleccionismo es una cualidad innata en el hombre, pero lo cierto es que aquellos que pueden desarrollar dicha cualidad a lo largo de su vida, no son sino mimados de la fortuna. Y no sólo quien se dedican al alto coleccionismo, una elite en nuestro país compuesta por no más de una treintena de personas, que solo aspiran a la consecución de piezas millonarias. Existe otro coleccionismo, en esencia al igual que al anterior, que cualquiera puede realizar y que, en este caso es básicamente cultural, cabría pensar si la vida del hombre sobre la Tierra no es sino coleccionar objetos, pensamientos, oficios, dolores y alegrías. Todo el mundo, en su medida, es coleccionista de algo. La elección del tipo de coleccionismo vienen determinados por la afición y el desarrollo cultural de cada persona, pero en todo caso, siempre existen una reglas básicas a tener en cuenta. Coleccionar es un arte. Es saber discernir entre lo que se quiere y lo que se rechaza. Es, en definitiva, el producto de una acción quizás la más difícil para el hombre: elegir y priorizar”.
Decidirse por convertirse en un aficionado a algún interés en particular como podrían ser los sellos de correo lo mismo que pequeños instrumentos de relojería o cualquier otro, ser coleccionista de antiguedades no es una tarea fácil hay que prepararse para enfrentar algunos obstáculos que se superan claro está y cometer algunos errores, por lo demás como todo, el ser coleccionista también demanda un verdadero interés por el tema que se desea coleccionar a partir de ahí la experiencia y el adquirir algún conocimiento hacen la tarea.
Hay una gran variedad de coleccionistas de antiguedades, sus intereses van desde lo más común hasta lo más difícil de encontrar, los más antiguos sin duda alguna los coleccionistas de sellos postales, filatelia y los de monedas antiguas, numismática, de billetes de banco, notafilia; y los de postales, deltiología, de autógrafos de celebridades, los de autos a escala, los de armas, los de cromos, coleccionistas de comics, los de camisetas deportivas, los vinilos de música, y hasta los coleccionistas de cassettes, parches de scouts, de naipes, miniaturas de botellas de refrescos o licores, posavasos, muñecos, marcapáginas, de libros, de fotografías de determinadas épocas. Más comúnes pero también interesantes coleccionistas de zapatos de época, de obras gráficas, de ediciones de colección de perfumería, de lapiceros, de ropa vintage, de mobiliario de distintas épocas, cerámica, lámparas incluso coleccionistas de tarjetas de recargas telefónicas.
Es increíble la cantidad de personas que conforman las comunidades de coleccionistas en todo el mundo, comunidades que surten un efecto beneficioso en los que se adentran en el coleccionismo porque sus miembros comparten experiencias, intercambian objetos y promueven las colecciones de su interés. Ser coleccionista es sin duda un agradable hobby pero también es para algunos un motivador trabajo.
Fotos del apartamento de Houssein para Triptyque fotos de Fran Parente
Srta. Jara (El espíritu del coleccionista)




